miércoles, 18 de marzo de 2020

Antonio López (1936) hiperrrealismo poético


Antonio López García nació en Tomelloso (Ciudad Real) en 1936. Se formaría como artista en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, entre 1950 y 1955, donde coincidió con otros artistas como Enrique Gran, Amalia Avia, Lucio Muñoz, Francisco López y Julio López con los que conformó lo que se ha venido en llamar la Escuela Madrileña.

Becado en Italia, conoció de cerca la pintura renacentista y en 1957, celebró su primera exposición en el Ateneo de Madrid. Se casaría con la también artista María Moreno, pilar fundamental en su vida, que murió recientemente (2020).

Mari (1961). 

Antonio López representa la corriente hiperrealista en España, pero a diferencia de los artistas norteamericanos no imita a la fotografía, sino que se aproxima a la realidad de forma poética, por lo que sus obras no resultan tan frías y distantes.

La cena(1971-1980) 

Utiliza una técnica basada en un proceso largo y minuciosamente elaborado, en el que apenas hay rastro de pincelada y donde la temporalidad y el deterioro de lo material (vestimenta, objetos domésticos, fotos…) son notas que definen su estilo. Sus cuadros suelen ser de grandes dimensiones.

La luz poética, el realismo mágico e intimista son rasgos distintivos de Antonio López y de la Escuela de Madrid. Desde los años 60, pintará directamente del natural, y con la sensación de que nunca acaba sus cuadros. Trabaja a partir de un tema, añadiendo cosas, tratando de profundizar en él, planteando lo que el llama un “diálogo con el natural”.

Mujer en la bañera (1968). 

La realidad vista desde un lado cálido, emotivo, no como una imagen fría que se debe reproducir como hace el hiperrealimo americano. Antonio López lleva a cabo un minucioso estudio de la forma, de los detalles y una clara intención de plasmar la realidad de la manera más fiel y a la vez más poética, posible.

En su temática destacan los paisajes panorámicos de Madrid, escena interiores, objetos domésticos, naturalezas muertas, la figura humana (la familia) y flores en la etapa más reciente.

Lavabo y espejo (1967). 

Actualmente sigue pintando una serie de cuadros sobre la Gran Vía madrileña, todavía en proceso, en los que pretende plasmar, en horas sucesivas desde el amanecer al atardecer, los distintos edificios de la avenida, desde su principios hasta su final en la Plaza de España.

Desde la terraza de Lucio (1962-1990) 

Gran Vía de Madrid (1974-81). 

Madrid desde Torres Blancas (1974-1982).

El campo del moro (1990-1994).



Gran Vía, 1 de agosto (2009-2011) 

Madrid desde la Torre de Bomberos de Vallecas (1990-2006). 
De esta forma, la Gran Vía se ha convertido en el lugar que más le ha fascinado de la ciudad y donde se pueden encontrar los lugares exactos desde los cuales ha pintado esas vistas que han cambiado nuestra propia percepción de la calle que rompe el centro histórico de la capital para adentrarla en la modernidad.

Antonio López está considerado como el pintor que mejor ha reflejado la imagen de la ciudad de Madrid, sirviéndonos como un inusitado documento histórico de la transformación de la ciudad.

Aunque es célebre por su faceta como pintor, el artista manchego también es autor de un buen puñado de célebres esculturas en la misma línea hiperrealista, y en algunos casos monumentales.

Hombre y mujer

Una de las esculturas de Antonio López en Atocha

En 2011, el museo Thyssen-Bornemisza de Madrid realizó una exposición retrospectiva de la obra de Antonio López que recogía 130 obras y que visitaron más 300.000 personas.

Reportaje sobre la exposición retrospectiva de Antonio López en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid (2011).

EL SOL DEL MEMBRILLO es el título de la película-documental de Víctor Erice que recoge el proceso de creación de una obra de arte de Antonio López, una metáfora sobre el paso del tiempo y la dificultad de captar un instante, que ya será para siempre.









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