jueves, 24 de octubre de 2019

Características del impresionismo


Los impresionistas entendían la realidad un devenir y no como algo acabado. Para estos artistas, las cosas no son; las cosas parecen.


Por lo tanto, se abrieron a la percepción sensorial del instante, del momento irrepetible que debía ser registrado de inmediato y con rapidez. Entre los elementos característicos del impresionismo encontramos:

La luz como interés fundamental


Serie Boulevard de Montmartre (1897) Camille Pissarro. 
Día de primavera- Mañana de invierno - Noche.


Los impresionistas establecieron como punto fundamental el estudio de la luz en su técnica pictórica. Comprendieron que los colores no eran una propiedad de los objetos, sino el resultado de la luz sobre ellos.

Hasta el momento, la luz había sido estudiada en el arte como símbolo de la divinidad (arte gótico), o como elemento plástico para lograr volúmenes definidos y representaciones naturalistas (Renacimiento, clasicismo).

Los impresionistas hacen de la luz  su centro de interés y, por tanto, tratan la representación de sus efectos. Estudian la luz como fenómeno: su comportamiento, su evolución, el modo en que interactúa con los objetos. 


Encuadres y puntos de vista novedosos

 Ensayo del ballet sobre el escenario (1874) Edgar Degas
Técnica mixta (54.3 x 73 cm.)


Muchos artistas impresionistas se dedicaron a explorar ángulos, perspectivas y encuadres nunca antes vistos en la pintura. La fotografía seguía la estética clásica del Renacimiento, pero comenzaban a vislumbrarse nuevos enfoques y ángulos. Los impresionistas rompieron con los encuadres clásicos, frontales y simétricos, y optaron por ángulos inesperados en la pintura.

Además, a los impresionistas les interesaban los instantes que pasan desapercibidos o las escenas que permanecen ocultas a los ojos de los espectadores, como este ejemplo de Edgar Degas, que representa un ensayo de ballet en el escenario desde el foso de la orquesta, tal como lo acusa el riso de un contrabajo en la esquina inferior izquierda.

Abandono del dibujo correcto
Toulouse-Lautrec Baile en el Moulin de la Galette
 Baile en el Moulin de la Galette (1889) Henry de Toulouse-Lautrec
Óleo sobre tela (88,5 x 101,3 cm.)

El dibujo perfectamente delineado se vuelve poco práctico para los impresionistas. Eliminarán la línea y proyectarán los volúmenes de las formas coloreando directamente, lo que revela gran maestría.

Sin embargo, Tolouse-Lautrec o Edgar Degas, seguirán usando la línea, pero ya no será una línea definida y limpia, sino más nerviosa con repasos e impresiones súbitas.

Superposición y yuxtaposición de colores en el lienzo
monet madame monet con su hijo
Madame Monet con su hijo (1875) Claude Monet.
 Óleo sobre tela (100 x 81 cm.)

Los impresionistas dejan de mezclar colores en la paleta y salen al aire libre en busca de los fenómenos lumínicos. Influidos por las teorías ópticas, los impresionistas mezclan los colores directamente sobre el lienzo.

Esto lo logran mediante el uso de dos técnicas: o bien mezclan un color sobre el otro, o bien disponen colores primarios uno al lado del otro para que, observados a cierta distancia, se genere la percepción del color secundario. 

Pinceladas, brochazos y puntos
tarde de domingo en la Isla de la Grande Jatte 1884

Una tarde de domingo en la Isla de la Grande Jatte. 1884. ‎ Georges Pierre Seurat. 
Óleo sobre tela (207,6cm × 308 cm.)
El objetivo de superponer colores lo más rápido posible para captar el efecto efímero de la luz, supone economizar en detalles. Los impresionistas preferirán pinceladas directas, muchas veces con trazos gruesos o con brochazos. También usarán la superposición de puntos para crear masas con volumen y la ausencia de acabados y supresión de detalles en favor del conjunto.
Renoir Almuerzo en la fiesta del bote
El almuerzo de los remeros (1881) Pierre Auguste Renoir. 
Óleo sobre tela. (129,5 cm × 172,7 cm.)
Los fenómenos lumínicos son circunstanciales y breves, los pintores impresionistas deben suprimir los detalles, tan admirados en el arte del pasado, para favorecer la observación del conjunto.

Todas estas técnicas hacen que la obra carezca de acabados finos; los trazos se dejan abiertos, las texturas porosas, y las líneas, si las hay, inconexas o repasadas.

La percepción se completa en el cerebro del espectador que, a pesar de estos detalles, logra registrar en su cerebro una imagen delimitada, siempre que mire la obra en su conjunto.

Temas casuales o intrascendentes

 
Serie: La estación de Saint Lazare (1877) Claude Monet.
 Óleo sobre tela.

El arte anterior al impresionismo, insistía en representar contenidos trascendentes como justificación del valor de la obra artística. Toda mujer desnuda era una Venus, jamás una simple mujer. La muerte tenía que ser heroica o trascendente; el paisaje, una ensoñación de otros tiempos; los sentimientos personales, una bandera a defender; la pobreza, un tema a denunciar.


Los impresionistas dejan ese mundo de valores y reconocen la realidad por si misma. Para el impresionismo, una mujer desnuda era una mujer desnuda.

Por ejemplo, Olympia fue un cuadro de Manet inspirado en la conocida Venus de Urbino, pintada por Tiziano en el siglo XVI, pero los atributos de Venus fueron cambiados por los atributos de una prostituta ¡Vaya escándalo! 

No es el tema lo que hace importante una obra: es el modo de representarlo.


Olympia (1863) Manet.
 Óleo sobre tela (‎90 cm × 130,5 cm.)
  Venus de Urbino (1538) Tiziano
 Óleo sobre tela (165 cm × 119 cm.)

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