Los impresionistas entendían la realidad un devenir y no como algo acabado. Para estos artistas, las cosas no son; las cosas parecen.
Por lo tanto, se abrieron a la percepción sensorial del instante, del momento irrepetible que debía ser registrado de inmediato y con rapidez. Entre los elementos característicos del impresionismo encontramos:
La luz como interés fundamental
Serie Boulevard de Montmartre (1897) Camille Pissarro.
Día de primavera- Mañana de invierno - Noche.
Los impresionistas establecieron como punto fundamental el estudio de la luz en su técnica pictórica. Comprendieron que los colores no eran una propiedad de los objetos, sino el resultado de la luz sobre ellos.
Hasta el momento, la luz había sido estudiada en el arte como símbolo de la divinidad (arte gótico), o como elemento plástico para lograr volúmenes definidos y representaciones naturalistas (Renacimiento, clasicismo).
Los impresionistas hacen de la luz su centro de interés y, por tanto, tratan la representación de sus efectos. Estudian la luz como fenómeno: su comportamiento, su evolución, el modo en que interactúa con los objetos.
Encuadres y puntos de vista novedosos
Ensayo del ballet sobre el escenario (1874) Edgar Degas
Técnica mixta (54.3 x 73 cm.)
Muchos artistas impresionistas se dedicaron a explorar ángulos, perspectivas y encuadres nunca antes vistos en la pintura. La fotografía seguía la estética clásica del Renacimiento, pero comenzaban a vislumbrarse nuevos enfoques y ángulos. Los impresionistas rompieron con los encuadres clásicos, frontales y simétricos, y optaron por ángulos inesperados en la pintura.
Además, a los impresionistas les interesaban los instantes que pasan desapercibidos o las escenas que permanecen ocultas a los ojos de los espectadores, como este ejemplo de Edgar Degas, que representa un ensayo de ballet en el escenario desde el foso de la orquesta, tal como lo acusa el riso de un contrabajo en la esquina inferior izquierda.
Abandono del dibujo correcto
Pinceladas, brochazos y puntos
Temas casuales o intrascendentes
Serie: La estación de Saint Lazare (1877) Claude Monet.
Óleo sobre tela.
El arte anterior al impresionismo, insistía en representar contenidos trascendentes como justificación del valor de la obra artística. Toda mujer desnuda era una Venus, jamás una simple mujer. La muerte tenía que ser heroica o trascendente; el paisaje, una ensoñación de otros tiempos; los sentimientos personales, una bandera a defender; la pobreza, un tema a denunciar.
Los impresionistas dejan ese mundo de valores y reconocen la realidad por si misma. Para el impresionismo, una mujer desnuda era una mujer desnuda.
Por ejemplo, Olympia fue un cuadro de Manet inspirado en la conocida Venus de Urbino, pintada por Tiziano en el siglo XVI, pero los atributos de Venus fueron cambiados por los atributos de una prostituta ¡Vaya escándalo!
No es el tema lo que hace importante una obra: es el modo de representarlo.
Olympia (1863) Manet.
Óleo sobre tela (90 cm × 130,5 cm.)
Venus de Urbino (1538) Tiziano
Óleo sobre tela (165 cm × 119 cm.)
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