Después de la reforma religiosa protestante, producida en el siglo XVI, la iglesia católica reaccionará con la contrarreforma. El arte barroco surgirá en este contexto y será motivo de propaganda del catolicismo y de la monarquías absolutas.
Los artistas barrocos fueron patrocinados por reyes, burgueses y papas. Los trabajos de pintura y escultura de este periodo son artificiosos, particulares y expresan las emociones de la vida y del ser humano.
En arquitectura se dan las superficies onduladas, las plantas elípticas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad. La arquitectura barroca española influyó activamente en América y contó entre sus principales figuras a José de Churriguera.
A partir del siglo XVIII, el barroco se transformará en rococó con la presencia de curvas y contracurvas y detalles decorativos (flores, conchas, hojas, ramas).
En escultura se desarrolla un gusto por la teatralidad y el movimiento (Bernini). Se desarrolla la imaginería procesional que en España gozará de especial importancia (Andalucía y Castilla).
En pintura las obras de los artistas barrocos europeos aprecian los colores, las sombras y luz y representan los contrastes (tenebrismo).
Las composiciones se vuelven dinámicas valorando el movimiento. Los temas principales son: mitología, pasajes de la Biblia y la historia de la humanidad. Las escenas representadas son a menudo sobre la vida de la nobleza, la vida cotidiana de la burguesía, bodegones, entre otros.
El pintor italiano Tintoretto es considerado uno de los precursores del barroco en Europa porque muchas de sus obras presentan características barrocas tempranas, muy importantes para el movimiento.
Principales artistas del barroco serán: los españoles Velázquez, Zurbarán, Murillo, el italiano Caravaggio, los belgas Van Dyck y Frans Hals, los holandeses Rembrandt y Johannes Vermeer y el flamenco Peter Paul Rubens.
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