jueves, 13 de febrero de 2020

El escultor Henry Moore (1898-1986)



Henry Moore (1898-1986) escultor inglés cuyas figuras orgánicas, abstractas, en bronce y piedra constituyen unas las principales aportaciones al siglo XX en escultura. Gran parte de su trabajo es monumental y fue particularmente conocido por una serie de desnudos femeninos reclinados. 



Antecedentes y formación 

Moore nació en un pequeño pueblo minero cerca de Leeds, al norte de Inglaterra. El padre de Moore era un minero de carbón, un hombre autodidacta, socialista y sindicalista. 

Moore ganó una beca para la Castleford Grammar School, donde estudió de 1909 a 1915. En febrero de 1917, Moore se unió al ejército británico y fue enviado a Francia, donde, después de un intenso bombardeo, sufriría los efectos de los ataques de gas. En septiembre de 1919, recibió una beca de en la Escuela de Arte de Leeds, donde estudió durante dos años. Aunque quería estudiar escultura, no lo haría hasta su segundo año. Moore se convirtió en el primer alumno. 

En 1921, recibió otra beca, esta vez para estudiar en el Royal College of Art de Londres, donde realizó tres años de estudios avanzados en escultura y pasó un tercer año haciendo trabajos de posgrado.


La instrucción en el Royal College of Art fue menos importante para Moore que la oportunidad de estudiar las obras en los museos de Londres, particularmente en el Museo Británico, con su amplia colección de esculturas antiguas. También conoció la excelente colección de esculturas de Auguste Rodin en el Museo Victoria and Albert, pero Moore ya estaba reaccionando contra la tradición escultórica europea y recurriendo al arte "primitivo" y arcaico . Estaba descubriendo por sí mismo el poder y la belleza de la escultura egipcia, etrusca, precolombina y africana. 

Viajes e influencias artísticas. 

Tras graduarse en el Royal College en 1924, Moore fue nombrado allí profesor de escultura por un período de siete años. También recibió una beca de estudios y pasó seis meses de 1925 en Francia e Italia. De vuelta en Inglaterra, Moore comenzó a trabajar en 1926 en la primera de sus representaciones de mujeres reclinadas. También tallaría en piedra, figuras femeninas de medio cuerpo, grupos de madres e hijos y máscaras y cabezas.


Aunque ciertas obras muestran su conocimiento del escultor rumano Constantin Brancusi y de escultores cubistas, la influencia más importante en el trabajo de Moore en este momento es la antigua escultura precolombina mexicana.

En el Museo Trocadero de París le había impresionado una representación maya del espíritu de la lluvia, representada como una figura masculina reclinada con las rodillas juntas, la cabeza fija en ángulo recto con el cuerpo y las manos sosteniendo sobre el estómago un plato plano para los sacrificios. Moore quedó fascinado con esta escultura, que le parecía tener cualidades de poder, sensibilidad, profundidad tridimensional y originalidad de forma que ninguna otra escultura de piedra poseía. Alejado de los estándares convencionales de lo bello y buscando una manera de imbuir su propio trabajo con tales cualidades. Tansformaría la figura masculina mexicana en una femenina, para expresar mejor una imagen más humana, terrenal y rítmica. Esta imagen de una mujer reclinada continuaría siendo un motivo importante a lo largo de su carrera. 



Actividad artística 

En 1928, Moore realizó su primera exposición individual, en la Warren Gallery de Londres. De 1931 en adelante, se alejó de la figura humana para experimentar con formas abstractas y también para combinar formas abstractas con referencias a la figura. Su obra presentada con entusiasmo por el escultor Jacob Epstein, sin embargo despertó críticas en la prensa. 

Por ello, a lo largo de la década de 1930, Moore mostraría en su trabajo una menor inclinación a complacer al público. En esta época se mostró muy interesado en los dibujos y pinturas de Pablo Picasso, que tienen fuertes implicaciones escultóricas, y buscó distorsionar y romper las formas del cuerpo de una manera mucho más radical que antes. A veces parecía dejar atrás la figura humana por completo.

Sus bocetos de este período muestran que estaba lleno de ideas para esculturas abstractas utilizando formas orgánicas y naturales en lugar de formas geométricas puras. Recogía piedras, conchas y huesos, dibujándolos y estudiándolos para encontrar lo que llamó los "principios de forma y ritmo de la naturaleza", que trató de aplicar a su propia escultura. 

Esto significó abrir concavidades e incluso agujeros en las formas escultóricas, una práctica que el público inicialmente encontró impactante junto con la sugerencia de la figura humana. 


Cuando estalló la segunda guerra mundial, la Escuela Chelsea fue evacuada en Londres, Moore dejaría la docencia. Se trasladó al campo, a unos 32 kilómetros al norte de Londres, y la escasez de materiales en los primeros años de la guerra obligaría a Moore a concentrarse en pequeñas esculturas y luego exclusivamente en el dibujo. 

En 1943, Moore aceptó el encargo de crear una “Madonna y Niño” para la iglesia de San Mateo en Northampton. La posibilidad de revivir la gran tradición del arte religioso le atrajo y trató de darle a estas figuras lo que llamó "una austeridad y nobleza, y un toque de grandeza que falta en la vida cotidiana". 


La muerte de su madre en 1944 y el nacimiento de su única hija, Mary, en 1946, hicieron que el tema de la familia y, en particular, la relación madre-hijo, sea de lo más personal de trabajo de Moore en las décadas de 1940 y 50. 


Moore realizaría docenas de estudios en arcilla y terracota cuando trabajó estos grupos familiares, y muchos de ellos fueron fundidos en bronce y emitidos en ediciones de siete a nueve copias cada uno. De esta manera, su trabajo de llegaría a museos y coleccionistas de todo el mundo. 

Moore visitó los Estados Unidos por primera vez en 1946, donde los coleccionistas estadounidenses comenzaron a comprar su trabajo, se acabarían sus preocupaciones financieras y pudo trabajar en función de la demanda de su escultura. 

Por otra parte, en Europa, la reputación de Moore como escultor destacado se confirmaría, definitivamente, cuando ganó el premio de escultura en la Bienal de Venecia del año 1948.


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