El 28 de febrero, la Fundación y el Instituto Aguilar y Eslava recibirán la más alta distinción de honor de Andalucía, por la que se reconoce a una de las instituciones andaluzas más antiguas dedicadas ininterrumpidamente a la Educación y a la Cultura, al cumplir 340 años de historia.
El testamento de don Luis de Aguilar y Eslava se redactaba en la villa de Carcabuey en los últimos días de enero del año 1679. El presbítero egabrense se encontraba en la vecina villa de la Subbética gestionando asuntos de su hacienda y patrimonio cuando le sobrevino alguna dolencia. Ante esta enfermedad Aguilar y Eslava consideró que lo mejor sería redactar su testamento, por lo que pudiera pasar. Apenas unos días después fallecía ...
Así quedó plasmada su voluntad para "fundar un Colegio para que doce estudiantes pobres, virtuosos y sabios en la gramática de la villa de Cabra aprendan Artes y Teología" creándose la institución, que desde los últimos años del siglo XVII comenzaría a educar como ya se hacía en otros colegios de Andalucía, modelos tomados por Aguilar y Eslava para fundar su centro educativo.
Desde aquel antiguo Real Colegio de la Purísima de Cabra, la enseñanza y la atención a los colegiales internos fue una constante que ha permanecido en el tiempo gracias al propio patronato de la Fundación y al Instituto que también lleva el nombre del fundador y que desde su creación en 1847 ha permanecido inalterablemente unido a la noble y modélica institución que ha sido reconocida, con toda su trayectoria con la Medalla de Oro de Andalucía 2019.
El testamento de don Luis de Aguilar y Eslava se redactaba en la villa de Carcabuey en los últimos días de enero del año 1679. El presbítero egabrense se encontraba en la vecina villa de la Subbética gestionando asuntos de su hacienda y patrimonio cuando le sobrevino alguna dolencia. Ante esta enfermedad Aguilar y Eslava consideró que lo mejor sería redactar su testamento, por lo que pudiera pasar. Apenas unos días después fallecía ...
Así quedó plasmada su voluntad para "fundar un Colegio para que doce estudiantes pobres, virtuosos y sabios en la gramática de la villa de Cabra aprendan Artes y Teología" creándose la institución, que desde los últimos años del siglo XVII comenzaría a educar como ya se hacía en otros colegios de Andalucía, modelos tomados por Aguilar y Eslava para fundar su centro educativo.
Desde aquel antiguo Real Colegio de la Purísima de Cabra, la enseñanza y la atención a los colegiales internos fue una constante que ha permanecido en el tiempo gracias al propio patronato de la Fundación y al Instituto que también lleva el nombre del fundador y que desde su creación en 1847 ha permanecido inalterablemente unido a la noble y modélica institución que ha sido reconocida, con toda su trayectoria con la Medalla de Oro de Andalucía 2019.
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