El periodista Michel Moutot, durante el 11- S, descubrió la vinculación histórica de los indios mohicanos mohawk con la construcción de los grandes rascacielos de Nueva York, al entrevistar a uno de ellos, que había acudido a desescombrar la Zona Cero en la búsqueda de supervivientes.
Catorce años después (2018), ha publicado la novela, Las catedrales del cielo, que es un viaje épico a lo largo del siglo XX para descubrir la historia de una estirpe de obreros indios americanos, que según la leyenda no tienen vértigo, y que treparon a las alturas para construir auténticas «catedrales de acero».
El primer contacto de los indios mohawk con el montaje del acero fue en 1886, cuando una compañía ferroviaria levantó un puente sobre el río San Lorenzo, cerca de Montreal (Canadá). Pocos años después los indios mohawks participarían en la construcción de todos los puentes y en todas las obras de los rascacielos con estructuras de hierro de Nueva York.
Cuando los más viejos de los mohawk vieron por televisión la caída de las Torres Gemelas, dijeron: ‘Llamad a los jóvenes: los necesitan, han destruido nuestras torres’.
En los primeros días después de los atentados, entre 400 y 500 de estos indios se desplazaron desde Canadá a Nueva York.
Es la primera vez que se ha novelado la historia estos indios, que han participado en la construcción de los grandes rascacielos y puentes de EE.UU y particularmente de la ciudad de Nueva York.
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